Érase una vez, en un pequeño pueblo rodeado de un denso bosque, vivía un niño llamado Alex. A Alex le encantaban las historias de terror, especialmente aquellas que hablaban del Bosque Encantado, un lugar del que nadie regresaba jamás.
Una noche, Alex decidió que era hora de descubrir los secretos del Bosque Encantado. Llevó consigo una linterna y se adentró en la oscuridad. Al principio, todo parecía normal, pero pronto notó que las sombras de los árboles parecían moverse por sí solas.
Mientras avanzaba, Alex escuchó susurros que parecían venir de todas partes. Aunque sentía miedo, su curiosidad era más fuerte. De repente, vio una luz tenue a lo lejos. Pensando que era otro aventurero, se acercó rápidamente. Pero cuando llegó, descubrió que no era una persona, sino una antigua casa abandonada.
La puerta de la casa crujió cuando la empujó, y Alex entró con cautela. El interior estaba lleno de polvo y telarañas, y el aire era frío como el hielo. De repente, una risa suave y siniestra resonó en la sala. Alex giró su linterna y vio una figura en la esquina, un anciano de aspecto extraño con ojos brillantes.
El anciano le dijo: "Has llegado al corazón del Bosque Encantado. Aquí habitan los espíritus de los que se han perdido en la oscuridad." Alex, sintiendo que debía salir de allí, intentó retroceder, pero el anciano extendió una mano, y de pronto, la casa desapareció, dejándolo solo en el bosque.
Los árboles, ahora con rostros en sus troncos, empezaron a moverse, susurrando: "¡No debes estar aquí!" Asustado, Alex comenzó a correr, pero el camino parecía no tener fin. De repente, tropezó y cayó al suelo. Cuando levantó la mirada, vio a sus padres, quienes lo estaban buscando desde hacía horas. Con un abrazo de alivio, lo llevaron de regreso a casa.
Esa noche, Alex decidió que las historias de terror eran más divertidas cuando se escuchaban junto a una chimenea caliente, rodeado de amigos. Y aunque nunca volvió al Bosque Encantado, a veces, por las noches, cuando el viento sopla, jura escuchar susurros que le llaman desde la oscuridad. Pero ahora sabe que son solo cuentos... ¿o no?
Bianney es una viajera del mundo, y una amante de la risa. Su sueño es simple: llevar un poquito de alegría y conocimiento a niños de cada rincón del planeta. Detrás de esta página, hay una ingeniera que sigue su propio cuento de hadas, viajando de un lugar a otro en su furgoneta camper, con su computadora mágica y su deseo de hacer el mundo un lugar más divertido.
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