Había una vez, en las tierras de Escocia, un hermoso lago llamado el Lago Ness. Este lago era muy especial, no solo por su belleza, sino porque se decía que en sus profundidades vivía una criatura mágica: Nessie, el monstruo del Lago Ness.
Nessie no era un monstruo como los que se ven en los cuentos de miedo. Ella era grande, con un cuello largo y una piel suave como el terciopelo. Sus ojos brillaban con bondad, y aunque muchas personas hablaban de ella con temor, en realidad, Nessie era muy amigable y juguetona.
Un día, un niño llamado Tomás visitó el Lago Ness con su familia. A Tomás le encantaba aprender sobre criaturas mágicas y leyendas, así que estaba muy emocionado por la posibilidad de ver a Nessie. Armado con una pequeña linterna y su peluche favorito, Tomás decidió explorar la orilla del lago mientras sus padres descansaban en un picnic.
Mientras caminaba, Tomás vio algo que se movía en el agua. Su corazón empezó a latir rápido, pero no de miedo, sino de emoción. Con cuidado, se acercó al borde del agua y, de repente, apareció una cabeza enorme y amigable. ¡Era Nessie!
Nessie miró a Tomás con sus grandes ojos curiosos. Tomás, sin dudarlo, le sonrió y dijo: "¡Hola, Nessie! He oído muchas historias sobre ti. ¿Quieres jugar?"
Para sorpresa de Tomás, Nessie asintió lentamente con su gran cabeza. Tomás lanzó una piedrecita al agua, y Nessie la atrapó con su boca, jugando como un enorme perrito. Jugaron juntos durante horas, lanzando piedrecitas y nadando por la orilla. Nessie incluso hizo burbujas gigantes en el agua, haciéndole reír a carcajadas.
Tomás se dio cuenta de que Nessie no era un monstruo para temer, sino una criatura mágica y especial que solo quería amigos y diversión. Antes de que se diera cuenta, el sol comenzó a ponerse y Tomás supo que era hora de despedirse.
"Gracias por jugar conmigo, Nessie", dijo Tomás, acariciando su cabeza. "Prometo contárselo a todos para que sepan lo amable que eres."
Nessie se inclinó y dio un suave toque a Tomás con su hocico, como despidiéndose. Tomás corrió de regreso con su familia, ansioso por contarles sobre su nueva amiga.
Desde ese día, Tomás contó la verdadera historia de Nessie a quien quisiera escuchar, y muchas personas visitaron el Lago Ness con corazones llenos de esperanza y amistad. Y aunque Nessie seguía siendo una criatura misteriosa, ahora tenía muchos amigos que la querían y la respetaban.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
Bianney es una viajera del mundo, y una amante de la risa. Su sueño es simple: llevar un poquito de alegría y conocimiento a niños de cada rincón del planeta. Detrás de esta página, hay una ingeniera que sigue su propio cuento de hadas, viajando de un lugar a otro en su furgoneta camper, con su computadora mágica y su deseo de hacer el mundo un lugar más divertido.
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