Había una vez una niña llamada Elena que vivía en un pequeño pueblo junto al mar. Elena era una niña muy especial, llena de energía y con una imaginación desbordante. Le encantaba correr por la playa, construir castillos de arena y, sobre todo, dejar que el viento revolviera su cabello mientras soñaba con aventuras en el horizonte.
Elena era una niña que siempre quería hacer las cosas a su manera. Sus padres le decían que usara su sombrero cuando salía al sol, pero a Elena le gustaba sentir los rayos del sol directamente sobre su cabeza. También le advertían que no corriera demasiado cerca del agua cuando la marea subía, pero a Elena le encantaba desafiar las olas.
Un día, mientras jugaba en la playa, Elena escuchó un susurro en el aire. Era el viento, que parecía tener vida propia. El viento le dijo: "Elena, ven conmigo. Te mostraré lugares que nunca has visto y te llevaré tan lejos como quieras".
Elena, encantada por la idea, decidió seguir al viento. No le avisó a sus padres, pensando que podía cuidar de sí misma. El viento la llevó más y más lejos, hasta que la playa familiar quedó muy atrás. Elena corría, saltaba y reía, disfrutando de la aventura.
Pero pronto, el viento comenzó a soplar más fuerte y las nubes cubrieron el sol. Elena empezó a sentir frío. Las olas, antes pequeñas y juguetonas, se volvieron grandes y amenazadoras. Elena se dio cuenta de que estaba sola y muy lejos de casa. Intentó regresar, pero el viento, ahora travieso, la empujaba en la dirección opuesta.
En ese momento, Elena recordó las palabras de sus padres: "Siempre avísanos antes de alejarte demasiado, para que podamos cuidarte". Con lágrimas en los ojos, deseó haber escuchado a sus padres antes de seguir al viento sin decir nada.
Justo cuando el miedo comenzaba a apoderarse de ella, escuchó una voz conocida llamándola. Era su mamá, que había salido a buscarla. Su mamá la envolvió en una manta y la abrazó fuerte, protegiéndola del viento. "Elena," dijo su mamá con cariño, "es bueno tener tus propias ideas y soñar con aventuras, pero también es importante que nos escuches. Queremos que tengas grandes aventuras, pero de manera segura".
Elena asintió, comprendiendo la importancia de hacer caso a sus padres. A partir de ese día, Elena continuó explorando la playa y persiguiendo aventuras, pero siempre avisaba a sus padres y escuchaba sus consejos. Y el viento, aunque seguía siendo travieso, ya no la asustaba, porque sabía que su familia siempre estaría allí para cuidarla.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Que tengas dulces sueños, ¡buenas noches!
Bianney es una viajera del mundo, y una amante de la risa. Su sueño es simple: llevar un poquito de alegría y conocimiento a niños de cada rincón del planeta. Detrás de esta página, hay una ingeniera que sigue su propio cuento de hadas, viajando de un lugar a otro en su furgoneta camper, con su computadora mágica y su deseo de hacer el mundo un lugar más divertido.
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